¿Y si no se parece nada a mí? Éste es el primer sentimiento que pude verbalizar cuando en CRA Sagrada Familia me hablaron de la posibilidad de recurrir a la ovodonación, ante la baja calidad de mis óvulos. Me negaba a la posibilidad de no ser la madre biológica de mi hijo. Si escogimos realizar un tratamiento de reproducción asistida era porque quería experimentar un embarazo y parir a mi hijo, no me cabía la posibilidad que éste no fuera biológicamente «mío».
Así empieza el escrito que Maite nos ha hecho llegar al centro. Su historia es muy similar a la de otras mujeres de su edad, 38 años, que «no encontraba el mejor momento para quedarme embarazada y cuando lo encontré, fue demasiado tarde».
Su email continua así:
«Me quedé en xoc. Carlos no sabía cómo tratar el tema, pues él no vivía la paternidad con tanta «necesidad biológica» como yo, de hecho era yo quién ante un resultado negativo, insistía en probarlo de nuevo y me resistía a iniciar un proceso de adopción. Para mi el vínculo biológico era algo muy importante, y el diagnóstico me hundió. Sentía que no iba a poder realizarme como mujer, ¿cómo podía parir el hijo de otra? Sé que este pensamiento es horrible, pero así me sentía yo. No me cabía en la mente recibir los óvulos de otra mujer.
Y tras semanas de llantos, logré contestar a la pregunta clave: ¿por qué realmente quiero ser madre?
Gracias Maite por escribir estas preciosas palabras, estamos seguros que ayudaran a otras mujeres que como tu precisan de una ovodonación.